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Tres millones de pesos pagó alcalde Ledezma de Cuautitlán por curso de cuatro días

Un curso de integración laboral con duración de cuatro días, dirigido a 600 trabajadores del ayuntamiento de Cuautitlán, fue contratado por la administración del alcalde Aldo Ledezma a una empresa no especializada en temas de capacitación, con un costo de tres millones de pesos.

El evento tuvo lugar del 16 al 19 de mayo de 2023, según consta en el contrato MCM-DA-SRM-LPN-21-2023, celebrado con la consultora “Promaizmar”, especializada en gestión de nómina, facturación y timbrados, recibos de pago y documentación de personal, pero que esta vez se abocó a la impartición de un curso de capacitación.

En el caso de que al curso hayan asistido la totalidad de los trabajadores mencionados, la inversión por cada asistente fue de cinco mil pesos, gasto por persona que se incrementaría en caso de que la concurrencia haya sido menor.

Cada día de sesión significó una erogación de cerca de tres cuartos de millón de pesos; en el supuesto de que haya durado ocho horas cada jornada de capacitación, el ayuntamiento pagó casi cien mil pesos por cada hora de sesión.

Habría salido mucho más barato contratar a alguna universidad pública o privada para dar esa formación. Aunque en este mercado hay muy diversos rangos de precios, una buena referencia es la que ofrece el Instituto de Capacitación para el Trabajo Industrial, ICATI, del gobierno estatal. En su página web se ofrecen curso de muchos temas y especializados, entre ellos los que tienen que ver con ética y valores, comparables por su temática con el contratado en Cuautitlán, cuyos costos oscilan entre 695 y mil 725 pesos por hora.

En este caso se contemplan grupos pequeños, de hasta veinticinco asistentes. Sin embargo, al ampliarlos a una audiencia masiva, no es pensable que los costos se disparen hasta una desproporción tan evidente.

E incluso asumiendo la tarifa más alta del ICATI multiplicada por veinticuatro grupos, ese cálculo nos llevaría a la cantidad de 41 mil 400 pesos la hora, bastante menos de la mitad de lo pagado. Sin embargo, no fue el caso.

La idea de dar un curso masivo además no tiene ningún sustento pedagógico. A medida que crece la multitud mantener la concentración es más difícil, y la interacción entre instructores y participantes se diluye.

Por ello el sistema normal en cualquier dependencia para cumplir con la obligación de capacitar a sus trabajadores es la realización de múltiples cursos o eventos de formación, presenciales o en línea, distribuidos a lo largo del año, lo cual permite escalonar a los asistentes, y no distraer masivamente al personal en un evento multitudinario. Hecho como se hizo, lo único que se facilita es la aplicación de unas tarifas increíbles con las que se agota el presupuesto, se disfraza el sobrecosto y se facilita la posibilidad de otros arreglos.

El curso contratado constó de cuatro módulos, uno por cada día de sesión, con los temas: Actitudes para el mejoramiento de la integración del personal; Tener el fin en la mente; Administración del tiempo y planeación, e Integración laboral.

Como queda claro del temario, no se trata de capacitaciones técnicas en que haya que utilizar maquinaria o equipos especializados, tampoco materiales onerosos, ni ninguna otra circunstancia que explique tan elevadas tarifas.

Como se ha denunciado en diversos medios de comunicación, muchas de las erogaciones de la alcaldía encabezada por Aldo Ledezma, ahora con licencia porque intenta reelegirse en la presidencia municipal, se han hecho en la adquisición de bienes o servicios a evidente sobreprecio, en ocasiones de más del 100 y hasta 200 por ciento, en detrimento de los recursos disponibles.

El rubro de capacitación no ha sido la excepción.