El cementerio de corrupción en Tlaxiaca
El presidente municipal de San Agustín Tlaxiaca, Hidalgo, Mario David Medina Hernández, extraído de las filas de Movimiento Ciudadano, muestra su inexperiencia para gobernar, no así la corrupción que practica en su efímera administración.
Para prueba un botón, durante las pasadas fiestas de Halloween gastó 500 mil pesos para hacer “circo, maroma y teatro” en el cementerio de la misma alcaldía.
Todo bajo la anuencia de su cabildo, conformado por MORENA, PVEM, PRI y MC, así como su síndico procurador, a quién quieren engañar al “darle atole con el dedo”, pero a los habitantes de Tlaxiaca no, porque pese a que permanecen “mudos”, ya despertaron.
Y por qué abordamos el tema del cementerio municipal, pues porque simple y sencillamente, el lugar donde descansan los familiares de los habitantes de esa alcaldía, se ha convertido en un verdadero basurero, montones de basura, botellas de bebidas embriagantes, botellas de refrescos y féretros que fueron usados.
Exhumaron cadáveres y ahora forman parte de una contaminación para la salud pública, además de que es un delito federal.
Sin olvidar “la palomilla” de sepultureros “gratuitos” que se ofrecen para cavar tumbas y de paso exigir bebidas embriagantes y comida de primera, a los deudos de los difuntos que llegan al descanso del sueño eterno.
El problema no es darles de comer y beber, sino que en muchas ocasiones los deudos apenas y tienen para el ataúd y las flores.
Lo que acontece en el cementerio municipal de San Agustín Tlaxiaca, es un tema de salud pública que exige intervengan las autoridades correspondientes del Estado.
Y por si fuera poco, no hay que olvidar que muchos de los habitantes de Tlaxiaca practican la hechicería y el vudú, lo que los orilla a dejar “santo y seña” de sus prácticas (veladoras negras, cabellos humanos, ropa interior en colores negros y rojos, lagartos muertos, veladoras negras, blancas y moradas, fotografías con alfileres, etc.).
Todo un cóctel de vudú que solo pulula en sus pobres mentes, cuando todos los domingos asisten a rezar y ponerse de rodillas al interior de la iglesia que está justo, al lado donde practican su maldades terrenales durante la noche.
A San Agustín Tlaxiaca no solo lo gobierna la ignominia, la corrupción e ignorancia de sus autoridades que lo han dirigido: PRI, PAN, PT y MC, sino el olvido de los gobernadores del Estado, que solo lo usan como patio trasero, para robarle su territorio y su agua.