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Decenas de miles de personas protestan días antes de que Trump asuma el cargo

POR  PORLINDSAY WHITEHURST, ASHRAF KHALIL AND CHRISTINE FERNANDO

Miles de personas de todo Estados Unidos se reunieron el sábado en la capital de la nación para defender los derechos reproductivos de las mujeres y otras causas que consideran amenazadas por el gobierno entrante del presidente electo Donald Trump, retomando la Marcha de las Mujeres, poco antes de la segunda investidura del republicano.

Ocho años después de la primera manifestación histórica de la Marcha de las Mujeres, realizada al inicio del primer mandato de Trump, los manifestantes se dijeron sorprendidos por la victoria del magnate y están decididos a demostrar que aún existe un fuerte apoyo para el acceso de las mujeres al aborto, a las personas transgénero, al combate del cambio climático y otros temas.

La marcha es solo una de las varias protestas, manifestaciones y vigilias centradas en el aborto, los derechos de los migrantes y la guerra entre Israel y Hamás que se organizaron antes de la ceremonia de investidura, que se llevará a cabo el lunes. En todo el país, se realizan más de 350 marchas similares en todos los estados.

Jill Parrish, de Austin, Texas, dijo que inicialmente compró un boleto de avión a Washington para lo que esperaba fuera la investidura de la vicepresidenta demócrata Kamala Harris. Terminó cambiando las fechas para protestar antes de la toma de posesión de Trump, y dijo que el mundo debía saber que la mitad de los votantes estadounidenses no apoyó al presidente electo.

“Lo más importante es que estoy aquí para manifestar mi temor por el estado de nuestra democracia”, dijo Parrish.

Los manifestantes se reunieron en plazas de todo Washington antes de la marcha, tocando tambores y gritando consignas bajo un cielo gris y con un viento frío. Luego, marcharon hacia el Monumento a Lincoln para unirse en una manifestación y feria más grande, donde distintas organizaciones del ámbito local, estatal y nacional tendrán mesas de información.

Los manifestantes sostenían carteles con lemas como “Salva a Estados Unidos” y “¿Estás contra el aborto? Entonces no te practiques uno” y “El odio no ganará”.

Hubo breves momentos de tensión entre los manifestantes y los partidarios de Trump. La marcha se detuvo brevemente cuando un hombre con una gorra roja que decía Make America Great Again (Hagamos grande a Estados Unidos otra vez) y una mochila verde de camuflaje se incorporó a una fila de manifestantes al frente. La policía intervino y lo separó del grupo pacíficamente mientras los manifestantes coreaban “No morderemos el anzuelo”.

A medida que los manifestantes se acercaban al Monumento a Washington, un pequeño grupo de hombres con gorras con la leyenda MAGA (Make America Great Again) caminando en dirección opuesta pareció llamar la atención de un líder de la protesta con un megáfono. El líder se acercó más al grupo y comenzó a cantar “No a Trump, no al KKK” a través del megáfono, haciendo alusión al Ku Klux Klan. Los grupos quedaron separados por elevadas vallas negras y, finalmente, los policías se congregaron alrededor.

Rick Glatz, de Manchester, Nueva Hampshire, dijo que viajó a Washington por el bien de sus cuatro nietas: “Soy abuelo. Y por eso estoy marchando”.

Anna Bergman, profesora de secundaria de Minnesota, llevaba su gorro rosa original de la Marcha de las Mujeres de 2017, un momento que capturó el impacto y la ira de progresistas y moderados ante la primera victoria de Trump.

Ahora, con el regreso de Trump, “solo quería estar rodeada de personas con ideas afines en un día como hoy”, señaló Bergman.

Reconfigurada y reorganizada, la manifestación tiene un nuevo nombre —la Marcha del Pueblo— como un medio para ampliar el apoyo, especialmente durante un momento de reflexión para la organización progresista tras la decisiva victoria de Trump en noviembre. El republicano tomará posesión el lunes.

Mujeres indignadas por la victoria presidencial de Trump en 2016 acudieron a Washington en 2017 y organizaron grandes manifestaciones en ciudades de todo el país, creando la base de un movimiento popular que se conoció como la Marcha de las Mujeres. Por sí sola, la marcha de Washington atrajo a más de 500.000 manifestantes, y millones más participaron en marchas locales en todo el país, en la que fue una de las protestas de un solo día más grandes en la historia de Estados Unidos.

Este año, la multitud fue mucho menor que los 50.000 participantes esperados, que ya eran solo una décima parte del tamaño de la primera marcha. La manifestación se produce en medio de un momento contenido de reflexión, en el que muchos votantes progresistas atraviesan sentimientos de agotamiento, decepción y desesperación tras la derrota de la vicepresidenta Kamala Harris.

“Antes de hacer cualquier cosa con respecto a la democracia, tenemos que luchar contra nuestra propia desesperación”, dijo una de las primeras oradoras del evento, Rachel O’Leary Carmona, directora ejecutiva de la Marcha de las Mujeres.

La calma contrasta fuertemente con la tensa furia de la primera marcha, en la que grandes multitudes gritaban demandas a través de megáfonos y marchaban con gorros rosas en respuesta a la primera victoria electoral de Trump.

“La realidad es que, simplemente, es difícil capturar un rayo en una botella”, dijo Tamika Middleton, directora de la Marcha de las Mujeres. “Fue un momento realmente particular. En 2017, no habíamos visto una presidencia de Trump y el tipo de odio y furia que eso representaba”.

El movimiento se fracturó después de aquel enormemente exitoso día de protestas por acusaciones de que no era lo suficientemente diverso. El relanzamiento de este año como la Marcha del Pueblo es resultado de una revisión destinada a ampliar el atractivo del grupo. En la manifestación del sábado se promueven temas relacionados con el feminismo, la justicia racial, la antimilitarización y otros problemas, y terminará con diálogos organizados por varias organizaciones de justicia social.

La Marcha del Pueblo es inusual en cuanto a la “vasta gama de temas reunidos bajo una misma plataforma”, dijo Jo Reger, profesora de sociología que investiga movimientos sociales en la Universidad de Oakland en Rochester, Michigan. Las marchas por el sufragio femenino, por ejemplo, se centraron en el objetivo específico del derecho al voto.

En un movimiento de justicia social de base amplia como la marcha, es imposible evitar visiones en conflicto, y existe una “inmensa presión” para que los organizadores satisfagan las necesidades de todos, dijo Reger. Pero también afirmó que cierto desacuerdo no es necesariamente negativo.

“A menudo, lo que hace es provocar el cambio y aportar nuevas perspectivas, especialmente de voces subrepresentadas”, dijo Reger.

Middleton, de la Marcha de las Mujeres, dijo que el objetivo del evento del sábado no es lograr una manifestación multitudinaria como la de 2017. En cambio, se trata de centrar la atención en un conjunto más amplio de problemas: los derechos femeninos y reproductivos, los derechos LGBTQ, inmigración, clima y democracia, en lugar de centrarla únicamente en torno a Trump.

“No concebimos la marcha como el objetivo final”, dijo Middleton. “¿Cómo logramos que los asistentes se integren en organizaciones y en sus hogares políticos para que puedan seguir luchando a largo plazo en sus comunidades?”