Angela Merkel: “Estoy preocupada, tenemos que cuidar la libertad”
Un día, calló. No es lo habitual en los dirigentes políticos. Ella lo fue todo. Canciller de Alemania entre 2005 y 2021, cuatro veces reelegida en el cargo y, entretanto, crisis políticas, económicas, sanitarias. Se fue por su propio pie, porque decidió no volver a presentarse. Nunca perdió. El 8 de diciembre de 2021 le traspasó el poder a su sucesor y no volvió a hablar, salvo en ocasiones excepcionales. Desapareció.
Tres años después, aquí está Angela Dorothea Merkel (Hamburgo, 70 años). Entra en la habitación y saluda al equipo de El País Semanal, y es la misma de entonces: la naturalidad en la distancia corta, el buen humor que puede sorprender —durante la sesión de fotos dirá que, para sonreír ante la cámara, piensa en “tapas” españolas— y a la vez un autocontrol y una meticulosidad cortantes. Mientras sonríe, mide cada palabra, cada gesto.
Merkel ha vuelto: publica sus memorias, Libertad, escritas a cuatro manos con su leal colaboradora Beate Baumann (RBA, en castellano, con traducción de Christian Martí-Menzel y Rebeca Bouvier Ballester), y en las 800 páginas de libro, y también en esta mañana brumosa de noviembre en el legendario hotel Adlon en Berlín, rompe el silencio y es la misma de entonces. Pero el mundo es otro. Donald Trump ha sido elegido por segunda vez presidente de Estados Unidos. Alemania está en recesión. La coalición que encabezaba el canciller Olaf Scholz en el país se acaba de romper: el sucesor de Merkel habrá durado poco más de tres años y el final de este Gobierno habrá sido convulso. Ni una cuarta parte de lo que ella duró antes de marcharse ordenadamente, sin drama ni ruido.